Los principales factores que debemos tener en cuenta y que afectan en la producción del olivar son la luz y el agua, imprescindibles para poder diseñar una plantación con un corto periodo sin producción y aprovechando al máximo el medio, para poder mecanizar las operaciones de cultivo del olivo. Las plantaciones de olivos pueden realizarse en: curvas de nivel, terrazas o bancales (con la mínima erosión y pérdida de agua posible), o en caballones, donde los suelos tienen un perfil superficial muy bueno para el cultivo, pero con dificultades de drenaje.
A la hora de plantar los olivos lo primero que debemos hacer es realizar un diseño (de que forma y colocación vamos a plantar los olivos) Posteriormente marcaríamos el terreno con una estaca u otro medio donde queramos realizar el hoyo para poner el olivo (el tamaño de estos hoyos tiene que ser proporcional al tamaño del cepellón del olivo) Estos hoyos se pueden realizar con escavadoras, o a mano, según el terreno y la época en la que lo vayamos a hacer. El olivo debe quedar enterrada en el hoyo como máximo unos 5 cm. Luego cuando tapemos el hoyo se debe apisonar la tierra para que no queden bolsas de aire. Estos olivos tendrán que ser regados como poco con 50 litros por pie.
Después pasaríamos al acondicionamiento del terreno, antes de plantar los olivos debemos quitar las raíces de posibles árboles o arbustos, construir terrazas, nivelar la tierra, etc. Una vez que la tierra está acondicionada es aconsejable plantar en ese terreno durante uno o dos años cereales o legumbres, para eliminar completamente las raíces, con el fin de que no ocasione problemas a los olivos. Para la buena destrucción de las malas hierbas puede ser necesario el uso de un arado en profundidad. Después se debería arar otra vez toda la tierra para el buen crecimiento de los olivos que vayamos a plantar. En el último arado que se realice se debe echar fertilizantes de fósforo y potasio, que serán utilizados los primeros años de crecimiento por el árbol. Es recomendable, antes de usar fertilizantes, hacer un análisis de como es el suelo.
A la hora de plantar olivos debemos acondicionar bien la tierra, ararla, además es muy aconsejable echarle fertilizantes
La cantidad de olivos por Ha depende de las zonas, del tipo de cultivo (secano o regadío) y del tipo de olivo que vayamos a plantar (si tiene un pie o dos pies) Cuando plantamos olivos en un campo debemos tener en cuenta las circunstancias que lo rodean: el tipo de suelo (si es fértil o pobre, profundo o superficial, etc.), la cantidad de lluvia que cae (contra mayor sea más cantidad de olivos podremos plantar), y el adecuado orden de los olivos (con separaciones por lo menos de 7 m. entre cada hilera, para permitir un manejo mecanizado en la plantación) Otro punto a tener en cuenta es la orientación de las hileras de olivos, que en el caso de ser rectangular ha de ser en dirección norte-sur, para una mejor iluminación. La mejor época para cultivar el olivo es en otoño o en primavera, cuando no hay riesgo de heladas.
Los sistemas de cultivo que se pueden usar en el olivar de secano son:
- Laboreo: se trata de conservar el terreno sin nada de vegetación mientras dura el año, es el más utilizado. Los instrumentos que se utilizan para realizar las tareas de limpieza del terreno son los de cultivo vertical (cultivadores y vibrocultores), estas tareas son unas de las más superficiales. El orden en que realizan las labores a lo largo del año será:
1.- Después de la recogida de la oliva, se prepara el terreno para que pueda introducirse mejor el agua.
2.- Antes de llegar el verano se ha de realizar entre dos y cuatro labores para quitar las malas hierbas (según las lluvias que caigan), así se prepara el terreno para el verano.
3.- Ya en verano se hacen labranzas más superficiales con gradas de púas o rastras.
4.- Al final solo queda acondicionar la plantación para el proceso de recolección. Se trata de solidificar el terreno mediante un rulo para realizar la recogida de la aceituna con el menor coste posible. Los únicos problemas de este método son que beneficia los daños del suelo por erosión, y que provoca grietas en las raíces produciendo una desproporción en el desarrollo y la producción del olivo.
- No laboreo con suelo desnudo: esta técnica consiste en que el suelo quede despojado de la maleza durante todo el año, con el uso de herbicidas. Estos han de variar según la época en la que se apliquen: si se aplica en otoño, a mitad de otoño después de las primeras lluvias, o en primavera (donde se utilizarán herbicidas de traslocación para eliminar la maleza perenne)
Cuando vayamos a elaborar una programación para el mantenimiento del terreno hemos de tener en cuenta que herbicida utilizar, si persiste y se absorbe bien, y el tipo de mecanismo ante las malas hierbas (residual, contacto o traslocación)
Los únicos problemas que se dan en el cultivo sin laboreo son: la alteración de la flora hacia especies de maleza, que no han podido ser controladas de una forma eficaz con los herbicidas residuales; y las zanjas más profundas que se producen por la erosión de las aguas donde está situado el desagüe natural.
- Laboreo reducido: en este sistema se combinan labores de distinta intensidad con la aplicación de herbicidas bajo la copa de los olivos, zona que queda sin labrar durante todo el año. Presenta algunas variantes:
1.- Semilaboreo: en este tipo de laboreo se usan herbicidas residuales, aplicándolos bajo la copa del olivo, realizando las labores cruzadas solo en el centro de las calles. Esta técnica disminuye los gastos del cultivo y enriquece la capacidad de producción en relación al laboreo convencional.
2.- Mínimo laboreo: en este tipo se utilizan herbicidas residuales en toda la plantación. Y cada año se debe hacer alguna labor en el centro de las calles de los olivos, pero de forma muy superficial, cuando veamos que la capa exterior está seca (esta tarea se realiza con un vibrocultor)
- Cultivo del olivo con cubierta: nos soluciona de una forma más eficaz el problema de la erosión. Existen cuatro tipos de cubierta:
1.- Cultivo con cubierta inerte: se trata de crear una cubierta con las hojas que se han caído, y con los trozos de poda, todo bien cortado en trozos pequeños, y bien distribuido por toda la superficie. El coste no es elevado y aguanta bastante en el suelo. En ocasiones también podremos utilizar pequeñas piedras, cuando el olivar sea de secano.
2.- Cultivo con cubiertas vegetales vivas: durante el período lluvioso se crea la cubierta vegetal. Al final del invierno, cuando se tiene suficiente cobertura se riega y se deja sobre el suelo, para evitar que se produzca erosión y que se reduzcan las pérdidas de agua por evaporación durante la primavera. Las siega se puede realizar de varias formas:
- Con el uso desbrozadoras o segadoras (siega mecánica)
- Con el uso de herbicidas de contacto o traslocación (siega química), que es la más aconsejable, ya que es la más sencilla, evita el rebrote, y es la más económica.
- Pastoreando con ganado ovino (siega a diente)
3.- Cultivo con cubierta viva de cebada: consiste en que en otoño se siembra un cereal (la cebada) en las calles de la plantación. Las ventajas de este tipo de cultivo son: la semilla es bastante barata, tiene gran capacidad de ahijamiento, es una especie rústica de crecimiento invernal, es fácil de establecer, y económico a la hora de segar químicamente. En este cultivo se riega al entrar el otoño, con nitrógeno (50 Kg. por hectárea), y se deja crecer en el invierno. En marzo se realiza la siega química (con algún herbicida de traslocación) La paja se deja en el terreno, con el único inconveniente de que pueda producirse algún incendio.
4.- Cultivo con cubierta viva de leguminosas: la leguminosa se maneja igual que la cebada, pero es mejor ya que puede fijar gran cantidad de nitrógeno, algo altamente favorable para el cultivo del olivo. También se adapta mejor a la siega mecánica, ya que pocas veces vuelven a brotar, y también hay menor riesgo de incendio. Los únicos inconvenientes que tiene son: la escasa permanencia en el suelo (por lo que no nos salvaguarda de la erosión), y la dificultad de segar con el uso de herbicidas.
Para elegir un buen sistema de cultivo del olivo se debe tener en cuenta varios puntos: la disponibilidad de agua que hay en el suelo (dependiendo de la infiltración y la evaporación del agua), la erosión del suelo, la producción, la fertilización, los costes del cultivo, las temperaturas de la plantación, la cantidad de plagas y enfermedades que le afecten, la fauna y los microorganismos del suelo y la flora del olivar.
Para realizar un buen cultivo del olivar hay que tener en cuenta la infiltración del agua y la temperatura.
El cultivo de suelos debe cumplir los siguientes requisitos: un empleo del agua disponible óptimo, una perfecta utilización del suelo, conservarlo intentando disminuir al máximo su erosión, facilitar los trabajos del cultivo, y que este sea de bajo coste económico.
Algunos de los cuidados que se deben hacer en el cultivo del olivo después de la plantación son:
- La poda: imprescindible para el acondicionamiento de los árboles a la climatología y para elevar su productividad. Los principales objetivos de la poda son: estabilizar la vegetación con la producción de frutos, disminuir las fases que no son productivas, ampliar la productividad de los olivos, retrasar su muerte y ahorrar agua del suelo. La poda de los olivos se puede realizar al acabar la cosecha, para elaborar aceitunas verdes de mesa se hace entre noviembre y diciembre, y para las negras entre febrero y marzo. Pero de una forma general se puede hacer desde otoño hasta entrada la primavera, pero en las zonas donde hay riesgo de helada debería retrasarse. Hay tres principales tipos de poda en el olivo:
> Poda de formación: tiene como objetivos la formación de la estructura, copa y sistema radicular del olivo para beneficiar su crecimiento en los primeros años, así facilitar su cultivo, la crecida de sus ramas y ante todo la cosecha. Por eso desde que se realiza la plantación hasta la llegada del verano próximo se tienen que eliminar los brotes que salgan en la parte inferior del tronco. La poda para regenerar las ramas se realiza cada dos años, pero no es recomendable realizar podas severas. El método más utilizado en la poda de los olivos es el de copa libre. Se realiza podando el árbol al año de edad, a una altura de 60 a 80 cm. del suelo. En el primer año de poda, se deben realizar ramales laterales, alrededor al eje centra a una altura de entre 30 y 60 cm. del suelo. En los años posteriores la poda es mucho más suave, donde se quitaran únicamente los brotes que estén dañados o se crucen con otros. Cuando el árbol ya esté bien desarrollado, debemos de escoger entre 3 y 5 ramas (de alrededor del eje central), que disten entre ellas entre 20 y 30 cm. Así pues el olivo irá tomando una forma esférica.
La poda de regeneración de los olivos se debe hacer cada dos años, siendo poco recomendable hacer podas severas
En los cultivos intensivos de olivar es preferible realizar una poda corta (poda corta o arbusto), donde no se debe realizar ninguna poda hasta los 5 ó 6 primeros años, y luego solo se quitan los brotes que estén más débiles y las ramas que crezcan más de tres metros. Algunas de las ventajas de esta poda es que comienza antes la etapa productiva del olivo, que da más producción de aceitunas, y que es más económica (referente a gastos en personal, ya que no hace falta el uso de escaleras)
> Poda para la producción: lo que se pretende con esta poda es que en los ramales productivos se formen frutos, sin afectar de ningún modo a las ramas estructurales del olivo, consiguiendo unas buenas condiciones de luz y manteniendo en activo la zona productiva. En los cultivos intensivos no hay tan buenas facultades ya que no les da la luz necesaria (donde la zona de producción queda acotada a las zonas superiores)
Durante la etapa de producción del olivo se aconseja realizar podas todos los años, pero sin ser muy bruscas, para ir eliminando las ramas que están marchitas (evitando así la aparición de brotes cortos y densos) Además así se mejorará la longitud de los brotes, y nos aseguraremos de que la luz llegue a toda la zona de producción. En zonas donde los suelos sean secos, con poca humedad o infértiles, la poda del olivo debe ser severa, así se ahorrará agua y nutrientes, que podrán ser utilizados en el posterior crecimiento de las aceitunas. Sin embargo en suelos fructíferos, no es necesario realizar una poda severa, ya que tienen el agua y los nutrientes suficientes.
> Poda de renovación: consiste en estimular los brotes nuevos con el fin de fortalecer los olivos más viejos. Una de las características del olivo es que tiene una larga vida, por su capacidad de producir nuevos brotes de forma fácil. Otra forma de rejuvenecer los olivos, es cortando su tronco por el punto donde se ramifica, o cortándolo a poca altura. Para realizar una renovación, pero solo parcial, se debe podar en las ramas primeras y a la altura que se desee.
- Riego: el olivo tiene unas hojas pequeñas que poseen una capa protectora y vellosa en la zona del envés, el cual reduce la pérdida de agua, por eso su cultivo se puede realizar en zonas donde otro tipo de árbol no podría sobrevivir. El 95% del olivar se hace en secano, aunque la producción aumenta con el uso del riego. Debe utilizarse el riego cuando las precipitaciones estén por debajo de los 800 mm., cuando sólo llueva en invierno (faltando humedad en los periodos de primavera y otoño), y cuando el terreno sea arenoso o tenga gravilla (con poca retención de agua) El riego más apropiado para el olivar es el goteo (cada olivo se riega entre 1800 y 1900 litros al año, repartido en los meses de Abril, Mayo, Junio, Julio, Agosto y Septiembre)
- Fertilización: apenas es necesaria en los primeros cuatro años de cultivo en suelos más o menos fértiles. En el caso de usar fertilización se pueden utilizar diferentes sustancias como:
1.- Nitrógeno: es uno de los componentes que más importancia tiene en el crecimiento de los olivos. Los beneficios del nitrógeno se hacen más obvios si se utiliza en tierras poco fértiles. Según el tipo de suelo la cantidad de nitrógeno a utilizar es distinta, depende de la humedad y de la fertilidad del suelo. En plantaciones con poca cantidad de árboles la cantidad de nitrógeno adecuada será entre 500 y 1.500 gramos, pero en olivares donde haya más densidad de olivos (si posee más de 100 olivos por hectárea) se recomienda entre 50 y 150 Kg. por hectárea.
En zonas de secano la cantidad de nitrógeno varía según las precipitaciones y la humedad del suelo. Si las precipitaciones anuales no llegan a los 400mm., se debe aplicar 100 gr. por olivo, por cada 100 mm. de lluvia. Si las precipitaciones oscilan entre 400 y 700 mm., se debe incrementar de una forma proporcional hasta 1.500 gr. por árbol. Y si las precipitaciones anuales sobrepasan los 700 mm. (en cultivos de olivo de regadío) el nitrógeno a añadir dependerá de la fertilidad del suelo, llegando a alcanzar hasta los 1.500 gr. por árbol.
Para garantizar que el nitrógeno a actuado correctamente (y en caso de no ser así corregir la cantidad añadida) se puede verificar mediante dos formas: la primera es observando la longitud de la nueva vegetación, y si se advierte que no han crecido lo suficiente se puede aumentar la cantidad de nitrógeno (en los casos que no sea por causa de enfermedades, raíces deterioradas, etc. La segunda se trata de analizar las hojas del olivo. La cantidad de nitrógeno en las hojas debe estar entre 1,6 y 1,8% en el invierno.
2.- Fósforo: en los olivos en general la falta de fósforo no suele ser frecuente, por lo que su uso no es indispensable. No es necesario si en los olivos se les ha suministrado fosfatos durante varios años, y tampoco en los olivos en los que se les haya añadido cantidades bajas de fosfatos por la poca humedad de la tierra. En el caso de que las tierras posean bastante cantidad de carbonato de calcio o sean ácidas, los fertilizantes con fosfatos si podrían ser necesarios.
Igual que con el nitrógeno la insuficiencia de fosfato se puede observar analizando las hojas. Si la cantidad de nutrientes se sitúa entre 0,09 y 0,10% en invierno se debe añadir fertilizantes con fosfato. También se podría confirmar si existieran carencias de fosfato en la clorosis generalizada de las hojas. Aunque esto también podría ocurrir por otras razones, como la carencia de nitrógeno, por lo que la valoración más fiable será el análisis de las hojas.
3.- Potasio: durante la recolección de la aceituna y la poda, la tierra pierde mucha proporción de potasio, por lo que esta es una sustancia necesaria para el olivo. Por eso el uso de fertilizantes con potasio potencia la producción y la calidad de la cosecha. El uso de potasio se debe combinar con el nitrógeno. En los olivares donde no se haya usado nunca el potasio será mejor aumentar al doble el potasio que el nitrógeno. Y con el tiempo se irá ajustando la cantidad de potasio, hasta que iguale a la del nitrógeno. También es beneficioso que cuando el olivo se encuentre en el periodo de alta producción se aumente el potasio para recuperar la dosis perdida. Un análisis de las hojas del olivo, nos indicará si es necesario la fertilización con potasio, o si hay que variar su cantidad en potasio.
Los fertilizantes, como el nitrógeno, el fósforo o el potasio, favorecen la producción del olivo
- Cuidados fitosanitarios: hay plagas y enfermedades que al atacar al olivo en edades tempranas pueden retrasar su desarrollo, y hasta causarle la muerte (por ejemplo ácaros o el repilo) Por lo que debemos ver si el olivo puede tener alguna enfermedad, que tipo de enfermedad es, y sus posibles soluciones.
- Mantenimiento del suelo: anteriormente se repetían las labores para eliminar las malas hierbas, lo que ocasionaba muchos problemas de erosión y se perdía mucha fertilización del suelo. Con la práctica del no laboreo total, usando herbicidas, se obtiene más rendimiento además de disminuir los costes, pero su inconveniente es que se forman fosos por la corriente del agua de la lluvia. El más recomendado hoy en día es el laboreo mínimo, donde se laborea de una forma muy superficial para romper la costra. Según si la plantación es nueva o está bastante desarrollada, se deben de controlar de una forma u otra las malas hierbas.
> En plantaciones nuevas: durante los primeros años el olivo es cuando más problemas tiene con las malas hierbas, dañando a su producción. Ya cuando el olivo va creciendo su propia sombra tapa la luz y reduce bastante la proliferación de la maleza. Algunas formas de controlar estas malas hierbas son:
- El cultivo: a veces en los primeros años los agricultores prefieren no usar herbicidas en su plantación. Por lo que se tendrán que quitar con la azada, y limpiar toda la maleza que esté alrededor del olivo, esto ha de realizarse más de una vez, por lo menos en primavera y verano. También es bueno arar todo el terreno que queda entre los olivos, donde se pueden usar discos, cultivadores o segadoras. Hay que intentar quitar estas malas hierbas cuando aún están en la fase de formación de semillas, ya que así están menos crecidas y es más fácil quitarlas. Las herramientas que utilicemos deben ser adecuadas para no deteriorar al olivo (por ejemplo que no tengan un corte muy profundo para no poder dañar las raíces de los olivos)
- Cultivos de cobertura: para mitigar el crecimiento de la maleza es adecuado sembrar entre las hileras de olivos. El qué sembrar dependerá de la zona en la que estemos, pero nunca sembraremos nada que pueda disputar con los olivos, se podría sembrar trigo, avena, centeno o cebada.
- Pajuzo: las malas hierbas que crecen entre los árboles se pueden prevenir poniendo pajuzo en el suelo, puede ser orgánica o sintética. Pero el pajuzo se ha de poner después de limpiar las malas hierbas, para que así se elimine toda la luz y no puedan volver a crecer. Además así se produce una humedad en el suelo que favorece a los árboles.
- Herbicidas: los herbicidas se han de dar antes de que los olivos den su aceituna. Lo primero que se hace es echar herbicida alrededor de cada árbol, o sino en un lado de la fila de árboles. También se pueden utilizar para combatir la maleza cuando ya ha nacido, controlándola.
Los herbicidas son una técnica de eliminar la maleza que aparece en el terreno donde se cultiva el olivo
> En plantaciones desarrolladas: para que un olivar se considere desarrollado ha de tener por lo menos 3 ó 4 años. Con estos años ya toleran mejor los herbicidas, con lo que es más fácil combatir la maleza. Normalmente se controla con la siega y con herbicida alrededor de cada olivo, o al lado de la hilera de los olivos.
- El cultivo: en olivares desarrollados se puede controlar la maleza, cada dos años o cada año. El cultivo corta y daña las raíces de los olivos, de forma que los nutrientes del suelo se agotan antes. Hay que tener mucho cuidado al usar este método.
- Quema: con ella se pueden controlar la maleza de los olivos jóvenes. La quema sólo es eficaz donde las malas hierbas estén recién nacidas. La quema se puede realizar con una sola llama dándole en la base del olivo, o sino en varios puntos para quemar la maleza entre los olivos. También se realiza para destruir las semillas fértiles con el calor. Este método no se recomienda en los olivos jóvenes ya que se puede dañar la corteza. Además no se debe realizar donde haya vegetación seca, muerta u hojas por la zona cercana al árbol, ya que podría prenderse muy fácilmente.
- Pajuzo: deben rellenarse de manera constante ya que sino se degradan y se convierte todo en una zona perfecta de crecimiento de maleza.
- Herbicidas: se pueden usar de varios modos: solos, combinados con otros herbicidas, en una dosis (en otoño), en dos dosis (en otoño y primavera), o en invierno. Este herbicida es el llamado pre-emergente. El post-emergente se puede aplicar después para prolongar el periodo de control de la maleza en verano. Los herbicidas se deben aplicar por seguridad en spray y hacia el suelo o al follaje de las malas hierbas, nunca directamente a las hojas de los olivos.
- Nutrición: habitualmente solo se realiza el abonado con nitrógeno (con urea al 4%, entre 0,5 y 1 Kg. por árbol) También se puede realizar el abonado potásico, pero su respuesta es más tardía (se añaden entre 300 y 400 gramos por cada árbol)
- Esquema de plantación: dependerá del tipo de cultivo que vayamos a utilizar, intensivo o no intensivo. Si es intensivo con suelo fértil y tiene abundante agua, los olivos se plantan con una densidad de entre 200 y 300 árboles por hectárea. En zonas donde el suelo es menos fértil y con menor índice de lluvias, la densidad de plantación se reduce.
En los terrenos donde hay pocas lluvias se debe disminuir la densidad de plantación del olivo
En secano no se debe pasar de 300 olivos por hectárea. Y la forma de plantar es rectangular (7x5 ó 6x4) En general hay dos trazados de plantación: el tradicional, en el que la separación es de 7 x7 m., 6 x 8, 8 x 8, o 10 x 10 m., según la zona; y el dinámico, donde se plantan a una separación de 5 x 6 m. ó 6 x 6 m. Se puede plantar también en forma de cuadrado y en forma de rombo.