A la hora de adquirir un buen azafrán debe tenerse en cuenta la forma en que va a conservarse, puesto que se trata de una especia muy cara que debe considerarse como un tesoro. Para conservar de la forma más optima este condimento, se debe conservar al resguardo de la humedad, ya que afectaría a su aroma y se debe proteger también de la luz, ya que modificaría negativamente el color intenso del azafrán. Al envasar el azafrán hay que tratar de no presionar los estigmas para que no se rompan puesto que produciría la devaluación a la hora de su comercialización; los focos de calor o de frío deben evitarse igualmente para que no afecten a las propiedades del producto.
Lo ideal para la conservación del azafrán es utilizar un recipiente opaco que no deje pasar la luz al interior, y que se pueda cerrar herméticamente; de esta forma el azafrán podrá conservarse durante años y no perderá sus cualidades gastronómicas tan apreciadas. Los materiales y recipientes que se emplean hoy en día para la conservación de condimentos como el azafrán son muy variados; algunas personas envuelven las hebras de azafrán cuando están recién tostadas en pequeños saquitos de lana que luego introducen en cajas de madera o de metal resistentes al óxido, otras personas utilizan frascos de vidrio opaco con tapones parafinados o recipientes de barro, hay quienes prefieren únicamente envolver el azafrán en una tela negra que lo proteja de la luz y lo introduce en arcones de madera o cajas forradas de cinc.
Para obtener un buen azafrán con una alta calidad también es necesaria la buena conservación del los bulbos de azafrán almacenándolos en un lugar a la sombra, seco y bien ventilado, para lo cual primero hay que seleccionar los más sanos sin manchas violáceas ni heridas y luego han de limpiarse para colocarlos en capas de 20 cm a 25 cm. Los locales en los que se han de ubicar los bulbos o cebollas de azafrán deben estar bien aireados y tener un ambiente seco con una temperatura entre 5 ºC y 8 ºC, además de una humedad relativa de entre el 65% y el 75%, incluso en algunos casos se espolvorean con azufre micronizado para su mejor conservación.
Los envases de metal protegen al azafrán de la luz evitando el deterioro del condimento
La comercialización del azafrán se realiza en muchas clases de envase y en materiales muy diversos como el cristal, plástico, lana o papel, y se presenta en cantidades muy pequeñas, puesto que se trata de un condimento muy caro. El azafrán es una de las especias más utilizadas, siendo con mucha probabilidad también la especia más cara del mundo; este es uno de los motivos por los que existen ciertos sustitutos como el cartamo o la cúrcuma que aportan colores parecidos al azafrán, pero son muy diferentes en cuanto al aroma y al sabor.
Para extraer el máximo rendimiento al azafrán en la cocina tenemos que activarlo antes de añadirlo a los guisos y dejarlo cocinando el tiempo necesario para que suelte sus propiedades en los alimentos; para activar el azafrán lo ideal sería molerlo con un mortero antes de utilizarlo y, si lo permite la receta, moler las hebras de azafrán en un medio abrasivo como la sal o el ajo o en un medio ácido como el limón o el vinagre, puesto que si se añade el azafrán directamente a la cocción no soltará por sí solo toda su sustancia.
El azafrán puro no debe contener ninguna otra parte de la planta, a veces se produce una pérdida de pureza por la presencia de una parte amarilla-blanca que se encuentra pegada a la rojiza-granate. El color intenso del azafrán está relacionado directamente a la calidad de este condimento que a mayor intensidad de color indicará una mayor intensidad de su sabor y de su aroma.