Los embutidos junto con las carnes rojas son uno de los alimentos pertenecientes a la dieta mediterránea. Éstos forman parte de ella, pero han de consumirse moderadamente, en pequeñas cantidades, y de forma ocasional. Por lo tanto no debemos abusar de ellos, ya que tienen un alto contenido en grasas. Aún así son unos alimentos que no se han descartado completamente de la dieta mediterránea por que son una de las principales fuentes de vitamina B (B1 y B2), y de niacina. Además poseen hierro, zinc, calcio, magnesio y fósforo.
Los embutidos son unos alimentos que se pueden combinar muy bien con el aceite de oliva (elemento fundamental de la dieta mediterránea), con tostadas de pan o bocadillos, rociándolo de aceite de oliva, aunque esto se ha de hacer de forma moderada y sin abusar.
Los embutidos se incluyen en la dieta mediterránea porque son una gran fuente de vitaminas
Los embutidos y jamones vienen de la tradición mediterránea, su origen proviene de Roma, donde la palabra longaniza y salchichón derivan de los nombres romanos lucanica y salsicius. A los griegos se les atribuye las invención de la morcilla de sangre.