Un estudio reciente llevado a cabo por el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) ha concluido que el alperujo, residuo obtenido de la producción del aceite de oliva, es capaz de limpiar los suelos contaminados con tricloretileno.

Esta nueva aplicación para el alperujo resuelve dos problemas con una misma solución. La eliminación de los residuos de la producción del aceite de oliva, alperujo, y la limpieza de las superficies contaminadas con el tricloretileno. El estudio se ha publicado en la revista científica Enviromental Science & Pollution Research.

El alperujo necesita ser tratado previamente para que pueda ser utilizado para descontaminar los suelos. El alperujo es sometido a un proceso de vermicompostaje, que consiste en la descomposición de los desechos del aceite de oliva gracias a la acción de las lombrices. Estas lombrices a la vez que se alimentan de los desechos orgánicos producen un abono natural muy rico en nutrientes, el humus de lombriz.

Una vez que el alperujo ha sido tratado ya puede utilizarse para la descontaminación. El proceso de descontaminación de la superficie dura aproximadamente un mes, y durante ese periodo se eliminan el 30% de los residuos de tricloretileno. El alperujo también evita que el tricloretileno penetre en las capas mas profundas del suelo, evitando así que acuíferos subterráneos puedan quedar contaminados.

El tricloretileno es una sustancia que no se encuentra de forma natural en la naturaleza sino que es producida por el hombre. Se utiliza principalmente como desengrasante, como parte de algunos adhesivos, en líquidos para eliminar pintura y manchas. Es un líquido incoloro, no inflamable y con aroma y sabor dulces.

Como hemos comentado anteriormente el tricloretileno (TCE) es una sustancia que no se produce de forma natural en la naturaleza pero se ha encontrado en acuíferos y fuentes naturales. Esto quiere decir que el tricloretileno se ha filtrado a estos acuíferos y se ha acumulado debido a la acción del hombre. El TCE es una sustancia cancerígena, que puede producir daños en el sistema nervioso, el corazón, el hígado y al pulmón.

El alperujo es capaz de eliminar el tricloretileno de la superficie pero también elimina completamente el que se ha filtrado en el suelo. Estos efectos del alperujo se deben al proceso de vermicompostaje al que ha sido sometido ya que sin este paso el alperujo sería incapaz de absorber el tricloretileno. 

En la región de Andalucía se produce más de 3 millones de alperujo cada año, gracias a los desechos de la producción del aceite de oliva.

Este estudio puede ser la solución a los excedentes de alperujo, ya que hasta ahora el alperujo no tenía utilidad. Los países de la cuenca del Mediterráneo pueden ser los que más se beneficien de los resultados de este estudio ya que es en estos países en los que mas aceite de oliva se produce, y por lo tanto, también los que más desechos o alperujo tienen a su disposición.

El tricloretileno es uno de los residuos mas contaminantes que se utiliza en procesos industriales como hidrocarburo o desengrasante. Además es uno de los componentes más extendidos y es muy resistente a la biodegradación. La contaminación por tricloretileno daña enormemente la vida microbiana de la tierra e inhibe la actividad de las encimas involucradas en los principales ciclos del mismo.

Por el momento todas las pruebas han sido llevadas a cabo en el laboratorio por lo que sería necesario comprobar los resultados en campo. Es posible que en un futuro próximo se pueda extender la aplicación del alperujo a la degradación y descontaminación de hidrocarburos más complejos y más complicados de eliminar, como pueden ser los hidrocarburos policíclicos aromáticos.

Para la descomposición del alperujo se comprobaron dos técnicas de reciclaje de residuos, el vermicompostaje y el compostaje. El vermicompostaje, como ya hemos explicado mas arriba es un método de reciclaje en el que se emplean lombrices para que descompongan los residuos y produzcan el abono o humus de lombriz. 

Mediante técnicas bioquímicas y de biología molecular se comprobó que las lombrices ayudaban a la población bacteriana en la descomposición de los elementos tóxicos del alperujo, convirtiéndolo así en abono.

En el experimento que se realizó en el laboratorio, con alperujo vermicompostado, aplicándolo a un suelo sobre el que se había simulado un vertido de tricloroetileno se comprobó que gracias al vermicompostaje se habían añadido una gran cantidad de nuevas especies bacterianas al alperujo. Estas bacterias son capaces de sobrevivir en un entorno contaminado ayudando así a la descontaminación del suelo.